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Un libro de Adriá fue vendido. Yo busco desesperada acortar el tiempo de publicar esta reseña, esta nota de reverencia a las coincidencias de mi vida. Mi bibliofílica y afortunada vida. Tengo pocos amigos. Pero todos leen. Andrea gracias a esta carta ya somos tres amigos.

Cena epistolar con Andrea

“Tomar la decisión de vender parte de mi biblioteca ha sido una de las más difíciles de mi vida”.
La primera venta se orquestó de la siguiente forma: Seleccioné 15 libros (“prescindibles”) y los llevamos al puente de las Fuerzas Armadas. Después de preguntar en varios puestos, un señor nos ofreció un solo precio por 13 de ellos. (En su selección dejó dos por fuera que no tendrán público). Paúl terminó de cuadrar la venta, yo simplemente no tuve valor. Fue como despedir a un ser querido (y eso que eran “los prescindibles”…) .

La segunda venta fue igual de difícil pero quizá más llevadera, pues al menos reposarían en un lugar mágico, con muchísimo significado y valor para mí: @elbuscon1  librería de ocasión. Armamos una caja y los llevamos, aún conservo la nota de entrega.

Como aún quedaba una cantidad considerable de libros decidí retratarlos y subirlos a Mercado Libre. Ahí ya he vendido unos diez, pero la venta de anoche me movió el piso como ninguna hasta ahora. Primero: por tratarse de una de las joyas más preciadas (material y sentimentalmente hablando) de mi colección y, segundo, porque no la vi venir (generalmente preguntan antes si aún está disponible o si es el precio real, etc… y no vuelven más).

Solo me llegó el mensaje de ¡Vendiste! y yo …oh… pues qué bien, veamos, ah, (Ouch). Confieso que realmente no tenía esperanza de que se vendiera. (También confieso que cada diez días le subía el precio, en un intento por hacerlo inaccesible, qué tontería).

Lo que siguió a continuación fue una rumba en loop de emociones:
Por qué rayos lo publiqué -molesta conmigo misma-
¡No lo quiero entregar! -tristeza-
Son cosas materiales -practica el desapego Andrea, quizá lo vuelvas a tener algún día-.

-resignación-.

Este libro significa tantas cosas para mí. Va mucho más allá de unas tapas y sus hojas. Marcó una etapa en mi vida. Decido quedarme con eso definitivamente.

La sorpresa vino después cuando me contactó la compradora. Veo su foto de perfil y le pregunto: ¿no serás de la gente de #Saberycomer ? Y ella, si claro soy Jamila Briceño.

Chica no, así no. Como escribió mi adorado Salinas: “Y súbita de pronto, así la alegría”. ¡Qué jugada más maravillosa y afortunada de la providencia! solo puede haber algo mejor que compartir un libro, y esto es compartirlo con alguien que lo vaya a apreciar tanto o más que tú, alguien que entienda el valor y la importancia de cada página, que se deleite con el aroma al pasar las hojas, que viva y se alimente de su contenido(más tratándose de un texto de #FerranAdria ) .
Pero espere aún hay más. La dulce Jamila resultó ser la intermediaria en esta historia. El libro se va para Perú donde los espera su nuevo dueño. Rodolfo Gutierrez @rodolfoodve , bibliófilo y amante del buen comer. Jamila solo tuvo palabras de amor para describirte, Rodolfo y eso me trajo una paz y una tranquilidad todavía superior a la que había ganado cuando pensé que el libro era para ella.¡¿Que vivan los libros por siempre! ¡Que viva el amor y el respeto por la buena cocina siempre! ¡Que vivan los amigos que mueven cielo y tierra por darnos alegría! ¡Que vivan Jamila y Rodolfo! ¡Y que viva Ferran Adriá, faltaba más! Hoy celebro a toda esta gente bonita. Estoy agradecida y a la orden”.

Andrea Villamizar